Estudio hecho por el Núcleo Milenio Océano, Patrimonio y Cultura:
Aunque su sueldo era bajo, personalizaban sus utensilios e incluían diseños alusivos a Chile. Se cree que la influencia vino de personas de origen británico.
Anna Nador
Los servicios de mesa a bordo de los buques de la Armada chilena del siglo XIX revelan la identidad y gustos de los marineros y marinos, entre otros detalles de relevancia arqueológica.
Es por ello que el Núcleo Milenio Océano, Patrimonio y Cultura (OHC) ha examinado vajillas y contenedores para almacenar alimentos, entre otros, de naufragios y colecciones museológicas.
“Hemos recuperado una muestra representativa de la barca de transporte ‘Infatigable’ —velero habilitado por la Armada de Chile para abastecer, fundamentalmente, a la colonia en Punta Arenas—, que se hundió en 1855 en Valparaíso”, dice Diego Carabias, arqueólogo marítimo y director alterno del Núcleo Milenio OHC.
“Lo principal es que el servicio de mesa está dominado por loza británica importada. La vajilla proviene mayormente del condado de Staffordshire, lugar que producía y exportaba la mayor cantidad de loza en esa época”, precisa.
“Influencers”
Esto revela el impacto que tenían los extranjeros que en esa época eran parte de la Marina de Guerra chilena. Ellos representaban entre un 30% a 40% de la marinería y eran, sobre todo, británicos: ingleses, irlandeses y escoceses.
“Inferimos que estos marinos fueron una suerte de influencers de la época. Por lo que los mismos chilenos iban incorporando estos gustos y costumbres (como marcar la vajilla con una suerte de grafiti para individualizar la propiedad) que estaban muy en boga en la época”, señala. Esto también denota cómo Chile se separa del influjo colonial español.
Asimismo, “da cuenta de que casas comerciales en Valparaíso estaban encargando sus productos a Gran Bretaña, porque en Chile no se podían fabricar, colocándoles el sello de sus firmas”, precisa.
Por otro lado, en la “Infatigable” también se encontró gran cantidad de un tipo de loza denominada white granite, que previo a la guerra civil en EE.UU. era predominantemente exportada a ese país desde Inglaterra y no se conoce que llegara a otros sitios. Según Carabias, esto apunta a la importancia comercial que Valparaíso tuvo en el siglo XIX.
Además, acota, que han encontrado alta variabilidad de patrones de diseño, con un sistema llamado impresión por transferencia que permitió “masificar decoraciones en loza con distintos motivos y colores”.
“Tenemos del orden de 60 a 70 patrones, por lo que se infiere que las personas las estaban adquiriendo por pieza individual y no por sets o conjuntos. Esto último implicaría desembolsar una mayor cantidad de dinero”, señala. Esta hipótesis explicaría cómo los marineros que, según Carabias, ganaban menos que un peón del campo, podían usar este tipo de servicios de mesa.
Entre los diseños hay representaciones de paisajes bucólicos y ruinas de castillos en el campo tradicional británico. Pero también, dado que algunos fabricantes apuntaban al mercado sudamericano, desarrollaron motivos inspirados en la región como “huasos o gauchos laceando caballos salvajes”, detalla Carabias.
Esto también es interesante porque revela lo que los fabricantes en Inglaterra creían era una representación de Sudamérica. “Por ello hay inconsistencias como motivos de la cordillera de los Andes con palmeras”, dice.
En marzo empezaron a estudiar materiales de la corbeta “Esmeralda” que se hundió en 1879 durante el Combate Naval de Iquique. De esa manera, continuarán analizando estos materiales, para transmitir a los museos y al público por qué es importante que sean recuperados, conservados y estudiados de forma adecuada.